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jueves, 10 de junio de 2010

Libertos y Desnortados (las columnas del Mercado)

El Mercado.

La Tiranía de los Tópicos.


Tópico. Opinión, idea o expresión que se usa y repite con mucha frecuencia, y no resulta original. Todo tópico tiene un fondo de verdad, pero siempre encierra una gran mentira o una injusticia manifiesta, e implica pereza mental. Pondré unos cuantos ejemplos de ello.
Se llamó “catenaccio” (cerrojo) a la forma de jugar ideada por el entrenador Helenio Herrera (argentino de origen español y nacionalizado francés) para la Internazionale di Milano, cerrando espacios y primando la defensa en detrimento del ataque, esperando agazapado el error del rival. No me gusta el fútbol italiano y, mucho menos, esa apuesta cicatera y fea de jugar siempre atrás, especulando. Prefiero el fútbol vistoso, de toque y desenfadado de Brasil, la garra pujante argentina y el juego ofensivo holandés. La alineación interista en la final de la Champions League que ganó al Bayern Munich en el estadio Santiago Bernabéu en mayo de 2010 fue la siguiente:  Julio César (brasileño); Maicon (brasileño), Lucio (brasileño), Samuel (argentino), Chivu (rumano); Javier Zanetti (argentino), Cambiasso (argentino), Sneijder (holandés); Eto'o (camerunés), Diego Milito (argentino) y Pandev (croata). Entrenador: Jose Mouriño (portugués).  No hay un solo italiano en la lista. Tres brasileños, cuatro argentinos y un holandés. Sin palabras.
Se alude frecuentemente a la idea de la “dulce herida” del amor (obviemos a todos aquellos y aquellas que se han suicidado por tal motivo) o del amor como una enfermedad que “necesita una cura”. La soledad, como la “mejor compañera”. El que bien te quiere te hará llorar (yo prefiero que me quieran menos, la verdad). La suerte de la fea, la guapa la desea (y los cojones). Tu obra te hará inmortal (Sobre todo si enfermas de cáncer). La verdad te hará libre (Que se lo digan a los esclavos. En una fábrica o una obra sí te puede hacer libre… para buscar otro trabajo). Lo mejor para conquistar a alguien es ser natural y mostrarse tal cual se es (sobre todo si eres un pazguato, feo y más triste que la luz de noviembre). Los latinos somos grandes amantes (¿todos?), las latinas amantes fogosas y enloquecidas celosas (¿Sí?). El macho ibérico a la sombra del “landismo”. El hombre siempre va al grano (no hay hombres indecisos), la mujer es más sentimental que el hombre (sobre todo las carceleras de ciertos presidios y campos de concentración); la mujer es más ingeniosa que el hombre (algo que el hombre no comprende porque no se le aportan datos). A las mujeres no les gusta el fútbol ni a los hombres las películas que no sean de acción. A las mujeres no les gusta el sexo; los hombres son animales en permanente y compulsivo estado de celo. Las mujeres no respetan el espacio personal del hombre; él sí, siempre. Las mujeres hablan en un código indescifrable para el pobre intelecto masculino, anclado en una suerte de indigencia emocional e intelectual. La mujer necesita a un hombre que le aporte seguridad. A la mujer, en el fondo, le gusta que la maltraten y cuando dice no, en realidad quiere decir sí. El hombre nada más que piensa en beber cerveza, tener un coche deportivo y en perpetuar la especie. Ellos no quieren a su lado una mujer inteligente. Ellas siempre usan el sexo como arma. La mujer no tiene amigas. Si no tienes enemigos careces de amigos. El tamaño del pene es lo más importante en una relación sexual; los negros la tienen más grande y los moros más gorda. Una lesbiana es una mujer que no ha sido convenientemente fornicada. Los homosexuales son reconducibles por una chica mona que sepa amarles.
Los ingleses son piratas borrachos y unos tipos estirados que no descomponen su atuendo ni en el váter. Los franceses son homosexuales que se perfuman pero no se lavan (los heterosexuales también, aunque quieran disimular) y las francesas unas perfumadas salidas que no se lavan ni se depilan (porque los franceses son homosexuales). Los griegos no son homosexuales, son unos viciosos de tomo y lomo. Los alemanes tienen una mala leche de cuidado (Ya saben: cuando un alemán decide hacer turismo y se mosquea, invade un país o dos) y son unos cuadriculados incapaces de salirse de un guión previamente diseñado. Los italianos son capaces de cruzar el océano Pacífico a nado con tal de echar un polvo y son unos gallinas en combate (los legionarios romanos no cuentan porque eran muy suyos y no eran italianos). Los americanos son prepotentes, engreídos y pululan por el mundo montados a caballo con sombrero de cowboy. Las cubanas y las brasileñas son voluptuosas y unas máquinas sexuales sin parangón. Todos los judíos son torvos usureros y los musulmanes, traicioneros.
Somos el país de la paella, la tortilla, la sangría y el aliento a ajo. El país de los toreros, de los fiesteros, de la siesta reparadora que todo lo paraliza, de los enérgicos vitalistas que no sabemos decir no. España, esa nación donde se está en Europa sin sentirse europeo. Que usted es un pobre currante que no recuerda la última vez que se echó un sueñecito después de comer, que su irrisorio sueldo no le da para montarse una jarana o que no le gusta beber sangría. Bueno, le comunico que usted no es español. En general, los extranjeros tienen mejor opinión de España que los propios españoles… ¿Serán que no nos conocen lo suficiente o que nos conocen muy bien? Desterremos los tópicos, es el primer paso para acabar con los prejuicios, las injusticias y el racismo. Sólo por esto ya valdría la pena.

Jose Manuel Iglesias Cervantes.

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